miércoles, 9 de febrero de 2011

En el País de los Belgas II: Amberes.






...Y sigue.




Unos 45 minutos después el tren llegó a la estación central de Amberes (tan sólo dista 50 km de Bruselas y el trayecto es muy corto). Dicha estación, construida en 1905 según el estilo neoclásico, es una de las más elegantes y de las de mayor encanto de Europa.






Amberes es famosa por ser la ciudad de los diamantes. En unas cuantas calles cercanas a la estación central se concentra nada más y nada menos que el 85% del tráfico mundial de esta joya y está en manos mayoritariamente de tratantes judíos (ves a muchos de ellos vestidos de rabino, a pie o en bicicleta, y portando maletines). Lo que no aprecias paseando por allí y contemplando los escaparates de sus joyerías, es que sea uno de los lugares más vigilados y con mayor seguridad del mundo.




Siguiendo la calle Meir, la principal arteria peatonal y comercial de la ciudad y donde se encuentran las principales firmas, se llega tras un agradable paseo al centro histórico de Amberes. Esta calle está jalonada por bellos edificios de los siglos XVIII y XIX y es muy bonita y muy transitada.




La Groen Plas es una céntrica plaza donde se encuentra la espléndida catedral de Amberes. Construida en el siglo XIV según el estilo gótico bramantino, se alza majestuosa con su esbelta torre de 123 metros de altura y su reloj dorado (es una de las catedrales más bonitas de toda Bélgica). En el centro de la plaza hay una estatua erigida en honor al gran pintor Peter Paul Rubens, el personaje histórico más ilustre de la villa. En el interior de la catedral hay varias obras suyas y muy cerca de la calle Meir se encuentra su Casa Museo. Otro gran pintor nacido aquí fue el retratista barroco Van Dyck.





A continuación tenemos la Grote Mark, la gran plaza mayor donde están el ayuntamiento y las antiguas casas gremiales. El primero es un espléndido edificio renacentista, con una gran vistosidad y colorido que le confieren la multitud de banderas que adornan su fachada, mientras que su interior está lujosamente decorado con tapices, cuadros y lámparas.



En el centro de la plaza hay una fuente que representa a Sylvio Bravo, un centurión romano que según una antigua leyenda cortó el brazo del gigante Antigón, pues éste impedía el paso de los barcos por el río Escalda.






Callejeando un poco llegamos al puerto de Amberes en la rivera del Escalda, y allí encontramos el castillo, del siglo XVIII y hoy museo de la marina. Desde allí se abre el paseo, una amplia dársena peatonal junto al muelle donde atracan algunos barcos de pasajeros o militares (aquel día estaba atracado un barco de la armada finlandesa). En la orilla opuesta del río es donde se encuentran los muelles de mercancías e industriales, que hacen que el de Amberes sea el segundo puerto europeo en extensión (decenas de kms) y en volúmen y en tráfico de mercancías. Amberes debe a su puerto gran parte de su importancia en el pasado y en el presente.




Como nota gastronómica de Amberes debo decir que no hay que irse sin probar los cubiletes de mejillones al vapor acompañados de patatas fritas y de una cerveza belga (los sirven en todas terrazas-restaurantes de la ciudad y nosotros los degustamos un par veces). También los arenques, que se preparan de las más variadas formas.





No fuimos a Gante y a Brujas, pero gracias a los estupendos reportajes de los programas Españoles por el Mundo de Tve y Madrileños por el Mundo de Telemadrid es cómo si hubiese estado ya allí.





Dos días después el tren nos llevó de vuelta hasta la Gare du Nord de Bruselas, y allí tomamos la línea de tren-metro que conecta directamente con la terminal internacional del aeropuerto de Bruselas, del aeropuerto Zanvertem. Así concluía nuestro viaje a Bélgica.





Nunca os he contado mi experiencia como minusválido en los aviones y en los aeropuertos. Pues bien, tengo que decir que en todos los aeropuertos en los que he estado existe un buen servicio de atención a los minusválidos, y que es individualizado (en función de las características y de las necesidades de cada uno). Pero lo que sí deja mucho que desear es cómo tratan a las sillas de ruedas, pues lo hacen como si fueran cualquier bulto, como si fuesen maletas, y deberían pensar que el éxito o el fracaso de nuestro viaje depende en nuestro caso, en gran medida, de las condiciones en las que nos encontremos la silla al llegar al lugar de destino (lo digo por alguna que otra incidencia a este respecto que he tenido).





Cuando llegas al mostrador de facturación de tu compañía se pone en marcha el proceso. Luego una media hora antes del embarque vienen a buscarte, ya que el minusválido y sus acompañantes son los primeros en llegar al avión (y los últimos en salir, je je). Si tu vuelo está en puerta, llegas en tu silla hasta la puerta del avión y allí te tranfieren a una silla estrechita para llevarte hasta tu asiento. Por el contrario, si tu avión está en pista te llevan en una furgoneta adaptada hasta la pista en la que esté.









¡Hasta la próxima amigos!

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