Pensaréis, por el título que he escogido, que este post de hoy trata sobre el clásico de capa y espada escrito por Alejandro Dumas. Pues no. Seguid leyendo y descubriréis de que se trata. Llevo un tiempo pensando en dedicarles un post de homenaje a mis padres, pues son unos auténticos valientes, unos luchadores. Son mis héroes.
Mucha gente ha dicho de nosotros que somos como un equipo, y creo que con mucha razón. Y desde luego que mis padres, mi hermana Cristina (aunque tenga su propia vida y ya no viva con nosotros) y yo formamos a todas luces un equipo perfectamente preparado y compenetrado para afrontar nuestra particular situación.
Su labor muchas veces titánica, su sacrificio y su esfuerzo día a día, minuto a minuto, para que yo tenga la mejor calidad de vida posible (y dejando muchas veces sus propias necesidades en un segundo plano) es digna de todo elogio y admiración. Y más con una dura enfermedad como la mía, la Distrofia Muscular de Duchenne, que nos pone a prueba constantemente, que nos hace pasar malos momentos, que no da tregua y que te puede hacer caer a veces en el desánimo o en la apatía.
Su ejemplo de lucha y de coraje me ha hecho más fuerte, me ha mostrado más claramente el camino para afrontar mejor mi enfermedad y mi vida, para no desfallecer nunca, para no rendirme nunca.
No puedo sino emocionarme al escribir estas líneas, no puedo sino expresar que me siento profundamente orgulloso de mis padres y que siento admiración y sincera gratitud hacia ellos. Sé que sin ellos no podría haber hecho la cantidad de cosas que he tenido la suerte de poder hacer en mi vida, con el hándicap de mi enfermedad. Creo que aunque viviera dos vidas más no tendría tiempo suficiente para agradecerles lo mucho que han hecho y que siguen haciendo por mí.
Ellos me han dicho muchas veces que tienen mucha suerte por tenerme a su lado, pero creo que es al revés, que tengo yo mucha más suerte al contar con ellos. Infinitamente mayor.
Y qué decir de estos 15 días que he pasado ingresado en la Fundación Jiménez Díaz por una infección respiratoria. Mis padres no podían estar conmigo puesto que yo estaba ingresado en la UCIR (Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios), conocida popularmente allí como la "pecera", pero ellos estaban todos los días allí, hora a hora, minuto a minuto, esperando y deseando que llegaran las escasas horas de visita (1h por la mañana y otra por la tarde) para poder verme y estar conmigo. Y mi hermana en cuanto salía del trabajo y los fines de semana se iba para el hospital. Encomiable su amor y dedicación hacia mí. Mi mejor momento del día allí, era cuando les veía llegar por las mañanas a través del cristal de la puerta automática de la Unidad y la posterior visita.
Yo también trato de ayudarles en todo lo que puedo, trato de estar pendiente de ellos, y en definitiva de "cuidarles" lo mejor que sé para que descansen y estén bien, puesto que su tarea es casi siempre agotadora.
Y qué haríamos sin mi hermana Cristina (una de las personas que más quiero en este mundo), nuestro tercer mosquetero, nuestro suplente de "lujo" del equipo (como esos grandes jugadores que dan lo mejor de sí mismos cuando su equipo más los necesita). Es un pilar de este equipo, y qué haríamos sin su apoyo, sin sus consejos y sin su sapiencia profesional, pues no en vano es nuestra farmacéutica de cabecera particular.
Ah! Y no me olvido de mi cuñado Israel, mi informático en casa. Él me soluciona cualquier problema que tenga de esta índole y fue quien me preparó el notebook con el que escribo este blog o el programa de voz que uso. Además me cae muy bien y me entiende fenomenal cuando "hablo" con él.
En general todos somos siempre bastante positivos, siempre tratamos de poner al mal tiempo buena cara, y cuando a veces la situación no nos permite hacer lo que teníamos planeado, en vez de resignarnos, pues nos inventamos otra actividad que nos guste y con la que disfrutemos. Por ejemplo como no podemos ir al cine, nos hemos montado nuestro propio cine en casa. El año pasado no pudimos ir de vacaciones y entonces innovamos cenando en el jardín y haciendo sesiones de cine de verano. Damos paseos en coche, vamos a algún centro comercial, a alguna cafetería, etc. Como dice una frase anónima que a mí me encanta: "Si tú no estás hecho a la medida del mundo, haz el mundo a tu medida".
Ya sabéis cual es nuestro lema: "Uno para todos y todos para uno".
¡Hasta la próxima amigos!
Muy emocionante el artículo, Félix. Muy personal. Creo que el mejor.
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