Si os hablo de El Mundo Amarillo y de Albert Espinosa es posible que no sepáis a qué o a quien me refiero, o sí, si en algún momento habéis optado por leer dicho libro. Pero si os digo que Albert es el autor de Si tú me dices ven, lo dejo todo...pero dime ven, una de las novelas más vendidas en estos momentos, que es director de cine, o que es el guionista de la peli Planta 4ª de Antonio Mercero (basada en su experiencia personal frente al cáncer de joven), seguro que ya le conocéis.
La vida de Albert Espinosa cambió cuando a los 14 años le diagnosticaron un cáncer en una pierna y se la tuvieron que amputar. Como dice él, entre los 14 y los 24 estuvo entrando y saliendo del hospital con relativa frecuencia, y además de una pierna, se dejó también por el camino un pulmón y parte del hígado. Pero el cáncer le cambió para bien, le hizo ser más maduro, crecer como persona, apreciar lo realmente importante en la vida y aprender tantas y tantas cosas, que cualquier otra persona que no pase por una grave enfermedad, necesitaría toda una vida para poder descubrirlas.
El Mundo Amarillo no es el típico libro de autoayuda, de ¿Cómo superar el cáncer? ni nada por el estilo. Son tan sólo las enseñanzas y descubrimientos que extrajo de su lucha contra la enfermedad, y de cómo poder aplicarlos a la vida diaria de cada uno. En la primera parte del libro nos habla de los 23 descubrimientos realizados y en la segunda parte sobre qué son y quienes son los amarillos, concepto muy personal suyo y muy novedoso.
No pretendo hacer una lista de los 23 descubrimientos porque quiero que leáis el libro, pero os hablaré de los que a mí me han parecido mas interesantes:
-"Las pérdidas son positivas". Las pérdidas, tanto físicas como humanas, hay que asumirlas gracias a un necesario proceso de "duelo". Así las asimilarás bien y las convertirás en algo positivo. Perderás algo pero ganarás otras cosas. A Albert su médico le recomendó hacer una "fiesta" de despedida a la pierna que le iban a amputar.
-"No existe la palabra dolor". Hay que aprender cómo es el dolor, a describirlo mejor y a saber que sensaciones te produce. Entonces el dolor no será dolor, será otra cosa.
-"Las energías que aparecen en los 30 minutos son las que solucionan el problema". Cuando tengas que abrir una carta importante, contestar un email urgente o resolver un problema, tómate tu tiempo, al menos 30 minutos, para ordenar tus ideas y pensar bien las cosas. El problema o la noticia serán al menos media hora más viejos.
-"Cuando estás enfermo llevan un control de tu vida, un historial médico. Cuando estás viviendo, deberías llevar otro. Un historial vital". Todos deberíamos ir construyendo un historial de nuestra vida con nuestros buenos recuerdos, con los momentos en los que hemos sido felices, con las cosas que nos gustan y con las que disfrutamos, con retazos como fotografías u objetos que nos evoquen sensaciones. Debemos acudir a él en los momentos malos, tristes o de bajón para sentirnos mejor, y será un excelente material para nuestros seres queridos cuando nosotros ya no estemos en este mundo.
-"No tengas miedo de ser la persona en que te has convertido".
En cuanto al mundo amarillo y a los amarillos utilizaré las propias palabras de Albert para explicarlo:
"Amarillo: Persona especial en nuestra vida a la que abrazamos, acariciamos y con la que dormimos. Marca nuestra vida y no necesita tiempo ni mantenimiento. Las conversaciones con ellos hacen que mejoremos como personas y descubramos nuestras carencias. Son el nuevo eslabón de la amistad".
"Cada persona tiene 23, y son más que amigos. Son personas que te encuentras y que cambian tu vida (a corto o largo plazo)".
El libro nos demuestra que cualquier situación por grave o dramática que sea, puede contarse con humor, ese excelente mecanismo psicológico para afrontar y superar mejor los problemas que tenemos los humanos. He de confesarlo cuando leía El Mundo Amarillo en ocasiones no podía dejar de reírme, porque Albert tiene una gracia y una chispa especial para contar las cosas.
Me emocioné cuando Albert relata que bailó sus últimos bailes, antes de que le amputaran la pierna, con una enfermera al son de Espérame en el Cielo de Machín, o cuando los Pelones (así llamaban a Albert y a sus amigos con cáncer del hospital) salían a tomar el sol. Y me encantó el grito de guerra de éstos, aquel de "No somos cojos, somos cojonudos".
Es un libro que te permite reír, reflexionar, emocionarte... Muy vital, te embarga de optimismo y de ganas de vivir hasta el punto de que te sientes más a gusto contigo mismo y con los que te rodean. En definitiva ser más feliz.
¡Hasta la próxima amigos! y...¡Buen verano a todos!
Hola Felix:
ResponderEliminarNo he leido el libro pero tratare de buscarle y leerle.
El tema es muy importate no por la forma sino por el fondo:
Pienso en en la vida debemos escribir los buenos momentos para releerlos y que nos ayuden a superar la apatia y la depresion.
Un beso. Vivente