jueves, 13 de enero de 2011

En el País de los Belgas I: Bruselas






No es el título de un cómic de Tintín. Se trata tan sólo de un título sugerente para el relato que os voy a contar de otro de mis viajes, el que hice a Bélgica con mi familia hace ya algunos años (no recuerdo bien si fue en el 99 o en el 2000, pero es lo mismo).



Bruselas es la capital de Bélgica y corresponde a la parte valona y francófona del país en contraste con la zona norte, Flandes, de lengua flamenca y más similar a Holanda. De estas diferencias deriva la permanente y sempiterna crisis política belga. Además es la capital política y de poder de la UE, pues en ella se concentran las principales instituciones comunitarias y se toman decisiones que afectan a la vida de todos los europeos.



Es una bella e interesante ciudad para disfrutarla durante unos días. Tiene muchos encantos que ver y visitar, muchas y amplias zonas verdes, y respira a partes iguales paz y tranquilidad, bullicio y movimiento. Se utilizan mucho los tranvías y se hace un gran uso de la bicicleta.






En este viaje tuve un poco de trabajo "extra", pues era el único de la familia que sabía francés y tuve que hacer de intérprete en varias ocasiones.




El primero de los dos días que estuvimos en Bruselas lo dedicamos a visitar y a pasear por el centro histórico. La Grand Plâce es una de las plazas más bonitas, más pintorescas y con mayor encanto de toda Europa. La plaza es de época medieval y está presidida por el magnífico ayuntamiento (un bello ejemplo de la arquitectura civil gótica flamenca) y por los edificios de los antiguos gremios de panaderos, carniceros y cerveceros. Normalmente hay muchas terrazas y suele haber muchos transeúntes y mucho bullicio, pero es espectacular el colorido que adquiere cuando se celebra el tradicional mercado de las flores.






Muy cerca de allí, en un pequeño esquinazo de una placita, se encuentra un símbolo de Bruselas: El Manneken Pis. Es una pequeña figura de bronce de una fuente que representa a un niño meando y le suelen vestir con los más diversos trajes (existe un museo con el guardarropa del Manneken Pis en la ciudad). Aquel día, como casi siempre, estaba rodeado de gente haciéndole fotos, y estaba vestido de Elvis Presley.





En todas estas calles del centro existen numerosas tiendas dedicadas a la venta de los esquisitos chocolates y bombones belgas, auténticos delicatessen. Un paraíso para cualquier goloso y para todos aquellos amantes del chocolate.







Otra de nuestras visitas fue la catedral gótica de San Miguel (patrón de Bruselas) y Santa Gúdula, en la que se casaron p.ej los actuales príncipes belgas Felipe y Matilde.



También pasamos junto al imponente y mastodóntico Palacio de Justicia y junto al monumento a los soldados belgas caídos en la I y la II Guerra Mundial.



El segundo día nos fuimos hasta el parque de Heysel para ver de cerca otro de los símbolos más característicos de la capital belga: El Atomium. Esta estructura construida en acero y aluminio, que mide 103 metros de altura, y que representa un átomo de hierro, fue construida con motivo de la Exposición Universal de 1958.








Junto al Atomium se encuentra el parque de pequeñas maquetas conocido como Mini Europe. Allí puedes hacer un pequeño y curioso viaje por Europa viendo maquetas de sus monumentos más representativos (por parte española están p.ej el monasterio de El Escorial, la Giralda o la catedral de Santiago).






Cerca de allí esta el antiguo estadio de fútbol de Heysel (hoy remodelado y llamado Rey Balduino). Es un estadio mítico en el que el Real Madrid ganó 2 Copas de Europa, pero sobre todo tristemente recordado por la trágica avalancha que se produjo instantes previos a la final de la Copa de Europa de 1985.




La anécdota de la jornada fue que se nos pinchó una de las ruedas de mi silla y que nos ayudó la policía a "solventar" el problema.




Bélgica es el país de dos célebres personajes literarios, del intrépido reportero Tintín y del sagaz inspector Hércules Poirot, creado por Agatha Christie. Y por supuesto, es el país de más tradición y de mayor producción cervecera en el mundo, hasta el punto de que se elaboran más de 200 variedades de cerveza (en Brujas existe un museo dedicado íntegramente a este producto).






Al día siguiente fuimos a la estación central para tomar el tren con destino a Amberes, pero fue imposible porque dicha estación tenía muchas barreras arquitectónicas para acceder al andén. Tuvimos que ir entonces a la estación del norte, a la Gard du Nord, mucho más moderna y totalmente adaptada. Allí me las compuse con mi francés para que nos ayudara el servicio de ayuda para minusválidos, y todo arreglado. Un funcionario nos colocó la rampa para acceder al vagón y fue con nosotros hasta Amberes para que no tuviésemos ningún tipo de problema.





Continuará...




¡Hasta la próxima amigos!

1 comentario:

  1. Hola Felix:
    Ese viaje fabuloso tambien lo hicimos nosotros y es uno de los mas apreciados por nosotros.
    Nos gusto mucho todo lo que tu mencionas pero sobre todo la Grand Place con las terrazas elevadas por las tarimas, alli vimos por primera vez las estufas de "setas" que ahora son tan famosas en España.
    Las tiendas que hay en la calle de entrada a la plaza de chocolates son estupendas y quitan el hipo, porque tienen todas las variedades.
    Pasando el Menaken Pis estuvimos en una cerveceria bebiendo cervezas. Habia muchisimas clases y cada una se bebia en un vaso diferente. Nosotros con el cura D. Antonio bebimos la Cua que se tomaba en una probeta de destilacion con un soporte de madera.
    Es impresionante ver tanta bicicleta, pero alli es muy llano el terreno.
    Tambien nos gusto Amwers( Amberes).
    Un beso. Vicente.

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