Hoy quiero contaros otro de mis viajes, en este caso el que hice con mis padres a París en 2003.
¡Qué se puede decir de París, la capital del Sena! Yo creo que me quedaría sin adjetivos para describir con precisión y con justicia la belleza, la majestuosidad y la elegancia que la caracteriza. La única pega que tiene es la lluvia y la humedad, que hace imprescindible no olvidarse del paraguas o del chubasquero.
Estuvimos en un hotel muy bien situado, en el cogollo central de la ciudad, en la Rue de Rivolí. A escasos 200 metros del museo del Louvre y del Jardín de las Tullerías, y a un poco menos de la espectacular y grandiosa Plaza de la Concordia, con sus fuentes y su gran obelisco egipcio coronado en punta dorada (antaño durante la época jacobina fue lugar de ejecución pública). En los soportales de esta calle, cerca del hotel Meurice (sede nazi durante la ocupación) había carteles conmemorativos del 60 aniversario de la liberación de la ciudad por los aliados (acción en la que soldados españoles tuvieron un papel protagonista).
Muy cerquita de aquí está la Ópera Garnier y la Plâce Vendôme, de forma cuadrangular con una columna central que tiene la efigie a caballo del rey Luis XIV en su cima, y donde tienen su sede firmas tan prestigiosas y elitistas de joyería y alta costura como Cartier y Chanel.
El primer día lo dedicamos casi por entero a visitar una de las joyas museísticas de Paris como es sin duda ninguna el Museo del Louvre. Antiguo palacio real, hoy es uno de los museos más vastos, más prestigiosos y con mayor número de visitantes del mundo, y más famoso aún si cabe por ser uno de los escenarios de "El Código Da Vinci". Tiene una mezcla de clasicismo y modernidad, y la gran pirámide central de cristal le da un toque especial.
Contiene colecciones de arte egipcio (sarcófagos, esculturas,etc), mesopotámico (Código de Hanmurabi, toros alados asirios, el relieve de La leona Herida y otros, etc), griego (La Venus de Milo y la Nike de Samotracia por ejemplo), islámico y oriental. Pueden verse las murallas de la fortaleza medieval originaria del Louvre y admirar la gran pinacoteca del museo, donde destacan La Gioconda de Da Vinci, La Libertad Guiando al Pueblo de Delacroix, junto a otras joyas flamencas, españolas, francesas e italianas. Con La Gioconda ocurre una cosa muy curiosa, pues desde lejos sabes donde está, no por los rótulos sino porque siempre tiene un enjambre de personas, cámaras y flashes a su alrededor.
Un paraíso artístico en el que un servidor, amante de la historia y del arte, se perdería durante varios días.
Otro grande que visitamos fue el Museo D´Orsay, la pinacoteca de los maestros impresionistas (Manet, Monet, Degas, Pisarro, etc) y que cuenta también con colecciones escultóricas. Está situado en una antigua y elegante estación de tren, de la que se conservan su fachada principal, su estructura metálica y su gran reloj original.
El segundo día fuimos a ver la catedral gótica de Nôtre Dame y el denominado barrio latino donde está la universidad de la Sorbona, que fue en la Edad Media la mayor y más famosa de todas ellas, y que fue escenario de revueltas estudiantiles del Mayo del 68 francés.
Estuvimos en los Inválidos, el gran panteón, en cuya cripta reposan los restos de Napoleón y otros héroes de Francia, y que cuenta con un amplio e interesante museo del ejército. Al salir de allí recuerdo que se nos pinchó una rueda de mi silla, pero ello no nos impidió llegar a la torre Eiffel, ni tampoco una intensa tormenta que nos cayó. Para mí la torre Eiffel es uno de los monumentos que más me gusta, hasta el punto de que es uno de mis fondos de escritorio favoritos en el ordenador.
A la mañana siguiente nos tocó "operación pinchazo". Mi padre encontró unos parches en un Decatlon cercano y se las apañó en la habitación del hotel para reparar la rueda. Problema resuelto. Después llamamos a un taxi adaptado que nos llevó por los Campos Elíseos hasta el Arco del Triunfo y después hasta el barrio de La Defense, sector financiero y de negocios de la ciudad y donde se encuentran los rascacielos más modernos y vanguardistas. Por último nos llevó hasta el barrio del Montmartre para contemplar de cerca la basílica del Sagrado Corazón, pero sólo pudimos quedarnos al pie de la imponente escalinata que conduce a ella.
No disfrutamos de las delicatessen de la cuisine francesa, en parte por la falta de tiempo pero sobre todo porque un buen menú en un restaurante puede costarte un ojo de la cara, o los dos je, je. Pero sí probamos el magret de pato, la tortilla francesa y el café en una típica cafetería parisina.
Siempre recuerdo este viaje cuando veo todos los años por televisión la etapa final del Tour con su circuito urbano desde el Louvre y la Rue de Rivolí rumbo a la meta en los Campos Elíseos.
¡Oh la là!, París, bien sûr!
¡Hasta la próxima amigos!
Hola Felix:
ResponderEliminarpARÍS ES DE LAS CIUDADES MÁS BONITAS NO SOLO DE eUROPA,S INO DE TODO EL MUNDO.
Á mí me han gustado siempre ciudades como Roma, Bruselas, Oslo, pero París tiene un sentido especial, sobre todo por el entorno y por las personas que allí viven.
Es muy onito Les Invalides, La BASTILLA, POR LO QUE REPRESENTA, EL tEATRO DE LA oPERA, los dos museos tanto D´orsay y el Louvre, por supuesto no podemos dejar atrás la Catedral de Notre Dame ni Mont Martre, además de la Torre Eiffell, además por lo que representa aunque no sea bonito hay que ver el Puente del Alma que es donde murió en su túnel Lady Di.
A mí me encnata Versalles y sus Jardines ademá de pasear por los Paseos Eñliseos y el Arco del Triunfo, pero no me gustó lA Defense, y la ciudad financiera. Todo es bonito, sobre todo para pasearlo y para dedicarse al menos cuatro o cinco días a ver la ciudad pero sobre todo nadie debe dejar de ver el museo del Louvre, porque es una gran pinacoteca, aunque también los ea nuestro museo del Prado.
BESOS. VICENTE
Destacaría un pequeño detalle: Los puestos de crepes. Precio aceptable para lo caro que es todo.
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