Dos luchadores: Stephen Hawking y Christopher Reeve.

Hoy quiero hablaros de dos luchadores ante la vida y ante la enfermedad. Uno de ellos es el astrofísico británico Stephen Hawking y el otro el actor norteamericano Christopher Reeve, quien dio vida a Superman en la gran pantalla y que falleció en 2004.






Stephen Hawking.

Es una de las mentes científicas más brillantes de nuestro tiempo. Astrofísico de profesión, Profesor de la Universidad de Cambrigde hasta su jubilación en 2009, doctor honoris causa por varias universidades, miembro de las Sociedades científicas más prestigiosas del Reino Unido y EEUU, Premio Príncipe de Asturias... En fin, su carrera es impresionante.

Ha dedicado toda su vida y su trabajo a la física teórica, y en concreto a la astrofísica que tiene por objeto el estudio del universo. Aplicó la teoría general de la Relatividad y la Física Cuántica al estudio de los agujeros negros y trabajó en el estudio del origen del universo (El Big Bang) y de los límites o bordes de éste.

Padece ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) desde 1963, enfermedad que le ha dejado totalmente paralizado en su silla de ruedas sin poder mover un sólo músculo de su cuerpo y muy deformado.Únicamente con muy ligeros movimientos de cabeza y de los párpados puede mover su silla de motor y usar el sintetizador de voz que lleva acoplado para poder comunicarse, pues en 1985, tras sufrir una crisis, le hicieron una traqueotomía y no puede hablar.

Pero su severa discapacidad física no le ha impedido realizar una brillante carrera científica y llevar una vida bastante normal y activa. Ha sido profesor, ha viajado por el mundo impartiendo conferencias y dando charlas, ha escrito libros (entre ellos Breve Historia del Tiempo, bestseller en divulgación científica general).

También ha probado lo que es sentir la ingravided del espacio en las instalaciones de la NASA.

Le gusta la música clásica y la Fórmula 1, de la que es un gran aficcionado.

Algunos le consideran el Einstein de nuestro tiempo, pero él, con gran humildad, no cree que sea un genio sino un científico normal.

En una entrevista decía que en la física teórica las limitaciones físicas del cuerpo carecen de importancia y que sólo cuenta tener una mente preparada y despierta.También decía bromeando que el sintetizador de voz que usa le da un acento americano más que británico.

Es un gran hombre y un gran luchador. Y tiene una mente maravillosa.

Christopher Reeve.




La Saga de Superman le lanzó a la fama en la década de los 80 y le convirtió en una estrella de cine. Siguió haciendo películas en los 90, entre ellas destacamos Lo que Queda del Día con Anthony Hopkins y Enma Thompson. Estaba casado y tenía 3 hijos, además de éxito y dinero. Pero su vida cambió radicalmente en 1995 cuando se cayó de un caballo y se fracturó las vértebras superiores. Quedó tetrapléjico (sólo podía mover algunos dedos de la mano) y necesitaba un respirador prácticamente las 24h del día.




Gracias a la ayuda y a los cuidados de su mujer Dana asumió su nueva situación y empezó a luchar por vivir y a encarar su vida con valor y con coraje.

Pero siguió haciendo muchas cosas en su nueva vida. Su principal proyecto fue conseguir que el Senado de EEUU aprobara la investigación con células madre embrionarias para fines terapeúticos y para ello realizó numerosos viajes a Washington. Creó una fundación con su nombre para la investigación sobre la parálisis de la médula espinal y para ayudar a los afectados. Se dedicó también a dar muchas conferencias, convirtiéndose en un referente y en un ejemplo de superación y de lucha frente a la enfermedad.

Y también siguió trabajando como actor y director, pues hizo varias películas para la televisión entre ellas un remake de La Ventana Indiscreta y participó en varios capítulos de la serie Smallville sobre los orígenes y la juventud de Superman.

Fue Superman dos veces, en la ficción y en la vida real. Paradojas del destino.

Salvando las distancias, me parezco a ambos en algunos aspectos. A Hawking en que en numerosas ocasiones utilizo para comunicarme el ordenador que llevo acoplado en mi silla y a Reeve en que llevo una silla de motor similar a la que él usaba y un respirador conectado a la traqueotomía. Pero sobre todo me parezco ambos en sus ganas de luchar y en su espíritu ganador.

¡Hasta la próxima amigos!